Siempre algo de lo que fuimos permanece, la raíz, la esencia.
Un algo que nos lleva a ese origen de donde venimos.
La memoria de un tiempo que fue más nuestro que ninguno.
El comienzo de ese todo al que pertenecemos y que nos conforma.
Siempre,
en una mirada que no crece,
en una sonrisa que no me abandona.
La niña que fui un día
todavía vive en mi.
Asun Estévez
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